
POR: Eduardo Ojeda.
Conocemos bien o, por lo menos, hemos visto alguna vez a los tradicionales héroes de cómics que, con sus súper poderes, protegen a las ciudades cosmopolitas del mal y de sus malhechores. Tlaxcala, siendo provincia, también tiene a sus súper héroes. Ellos protegen a los tlaxcaltecas de la mugre y de las enfermedades. ¿Sabes de quien estamos hablando? Sí, de los barrenderos del Estado.
El Estado de Tlaxcala cuenta con una superficie de 3,991 kilómetros cuadrados, lo cual representa el 0,2 % del territorio nacional. Es la entidad federativa más pequeña. Está dividido en 6 distritos judiciales: 60 municipios con 794 poblaciones. Según los datos que arrojó el II Censo de Población y Vivienda realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), con fecha censal del 12 de junio de 2010, Tlaxcala contaba hasta ese año con un total de 1 169 936 habitantes; de dicha cantidad 565 775 eran hombres y 604 161 eran mujeres. La tasa de crecimiento anual para el período 2005-2010 fue del 1.8%. En ese mismo año, en promedio vivían 293 personas por kilómetro cuadrado; el 78% de la población vive en localidades urbanas y el 22% en rurales.
Mencionadas estas cifras, reflexionemos sobre cuánta basura se está generando en el Estado. El asunto de los residuos sólidos urbanos tiene una gran relevancia ambiental en virtud del impacto que estos tienen sobre los ecosistemas terrestres y acuáticos, con afectaciones a la flora y fauna; además de ser una fuente importante de generación de gas metano que influye en el calentamiento del planeta por ser un gas de efecto invernadero. Según el gobierno y las estadísticas del INEGI, todos los municipios de Tlaxcala cuentan con los servicios de recolección y disposición final de residuos. En la entidad, se recolectan en promedio 743 toneladas diarias de residuos sólidos urbanos o desechos generados en las viviendas, parques, jardines y edificios públicos que representan el 1% de la recolección nacional.
En cinco municipios de Tlaxcala se recoge el 43% de todos los residuos: Huamantla registra la mayor proporción con 90 toneladas (12%); Tlaxcala con 80 toneladas (11%); Apizaco con 60 (8%); Chiautempan con 49 (7%) y San Pablo del Monte con 44 (6%). Esta basura, además de en ocasiones llevársela el viento, la recolectan alrededor de 455 barrederos en todo nuestro Estado. Ellos, definitivamente por todo lo mencionado, son los verdaderos héroes para este país y, en específico, para Tlaxcala.
Día con día los recogedores de residuos urbanos entregan su vida para proporcionarnos unas calles limpias; en recompensa reciben una módica cantidad de dinero. Me encontré con una barrendera llamada Lilia. Ésta me contó sobre como inició su vida en este oficio. Comenzó hace ocho años, a partir de que su esposo sufrió un accidente que lo inhabilitó para poder llevar el pan a la mesa. Lilia tomó la batuta en su hogar para ser ella la proveedora.
En Tlaxcala, muchos individuos se enfrentan a problemas económicos como el caso de Lilia. Se ven en la necesidad de trabajar de recogedores de basura para mantener su hogar. En algunos casos las posibilidades de trabajo son escasas. Hoy en día una educación formal no te lleva con seguridad al mercado laboral. Los recolectores de basura son una muestra de ello. Estos desgastan su vida recolectando los desechos de todos; la juntan, la colocan en los basureros móviles, la suben a los camiones para la disposición final. En Tlaxcala existen 3 tiraderos a cielo abierto y 1 de relleno sanitario que reduce los riesgos ambientales de los desechos generados en la entidad. Lilia, de 76 años de edad, todos los días se enfrenta a esta situación; exponiéndose a enfermedades y a desgastarse físicamente, pues se levanta a las 6 de la mañana para comenzar su labor de barrendera, la cual termina a las 3 de la tarde. Le pagan 650 pesos a la semana.
El trabajo de los barrenderos, como el de esta señora, es igual de importante como el de un médico o ingeniero, pues sin su trabajo los demás no podríamos desarrollar los nuestros. Las personas nunca dicen: “cuando sea grande quiero ser barrendero”, pues normalmente el ser limpiador de suciedad no es motivo de orgullo, aunque debería serlo; sólo ellos son los responsables del equilibrio estético e higiénico de una ciudad. También deberían ser bien pagados, pues arriesgan sus vidas por el contacto con la basura y por el tiempo dedicado. Su oficio nos brinda beneficios como las mejores de las profesiones, dado al alto riesgo infeccioso con el que tienen que lidiar diariamente. El barrendero es pagado de acuerdo a la escala de valores que esta sociedad le da a un oficio indispensable para la comunidad.
Colabora tirando la basura en su lugar y respetando a la gente que se encarga de quitar los desechos de tu paso.