En el largo proceso de votación del Partido Republicano, durante el cual cada delegación de estado expresó cómo depositaba sus votos a viva voz, el estado de Michigan se abstuvo de votar.
Pero fue sólo una movida de teatro político para que los votos del estado garantizaran que Trump pasara los 1,237 delegados necesarios para obtener la nominación.
El presidente de la convención y líder de la Cámara de Representantes del Congreso de EEUU, Paul Ryan, explicó previamente que los delegados votarían “en orden alfabético” y “según las normas” del partido.
Es la primera vez en más de 60 años que una figura no vinculada a la élite del partido obtiene la candidatura presidencial. El último fue el general Dwight Eisenhower, héroe de la Segunda Guerra Mundial, quien en 1952 se convirtió en el nominado y eventual presidente.
