Por el Dr. José Ricardo González Martínez
La propagación del Covid-19 a nivel global, trajo un cambio disruptivo en todos los sectores, en el económico, social, cultural y desde luego en el sector educativo; obligando a las instituciones educativas de todos los niveles a transitar de la presencialidad a una educación no presencial; enfatizada en enfoques virtuales y a distancia.
Ante esta situación de emergencia, las instituciones de educación superior en nuestro país cerraron sus puertas a partir del 23 de marzo de 2020, con la única intención de salvaguardar la salud de las comunidades universitarias, sin tener la certeza de cómo continuar con sus actividades académicas, sin el menoscabo de la calidad en sus programas educativos y funciones sustantivas, obligando a las universidades a cambiar sus prácticas pedagógicas convencionales mediante la utilización de diversos recursos digitales.
Es decir, una cohesión entre los recursos pedagógicos y tecnológicos que permitieran hacer frente a los desafíos que en esos momentos imponía una pandemia cuya permanencia era incierta, como lo afirma Zapata Ros en el foro Iberoamericano Educación virtual, antecedentes, retos y tendencias en un mundo confinado, la situación de emergencia y la nueva normalidad pueden prolongarse años y tener considerables repercusiones.
Entendiéndose así, como desafíos para instituciones de educación superior:
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La capacitación a los colectivos docentes
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El equipamiento y actualización de sus servidores y recursos web
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El incremento de sus capacidades de conectividad
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El desarrollo e implementación de aulas virtuales, y
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La adecuación de programas y contenidos educativos
Desafíos titánicos, pues como refiero, la Educación en línea no era el monstruo de las cien cabezas “Parece mentira que llegaría el día en que las tecnologías de la información y la comunicación se convertirían en aliados de quienes por décadas nos mostramos renuentes e incómodos para implementarlas y utilizarlas en las aulas de clase”, desafíos que sin duda la educación superior asumió con gran compromiso y responsabilidad para hacer frente a las condiciones de distanciamiento social impuestas por un contexto plagado de incertidumbre.
Los desafíos impuestos por la pandemia han sido asumidos de manera exitosa por las universidades y sus docentes, pues en poco tiempo se han podido integrar los recursos pedagógicos y tecnológicos en la labor docente, pero ahora, ¿qué retos impone la pos-pandemia?, ya que la actual situación no será permanente.
Para dar respuesta a la interrogante se retoma lo propuesto por Francesc Pedró, director del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe; hoy en día existen cuatro ventanas que se abren en relación con la educación superior, tras la pandemia:
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Avanzar en la hibridación
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Mejorar la docencia presencial
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Aumentar el uso de la educación a distancia, e
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Incrementar la cooperación internacional
