Se presume debe corresponder al muro perimetral de un edificio público, en funciones entre los siglos XVII y XVIII
Contiguo a la cara exterior de este segmento de muro, se registró un piso de estuco y lajas de época prehispánica, posiblemente de lo que fue un patio
El muro descubierto en la calle Ignacio Comonfort de La Lagunilla, bullicioso barrio del Centro Histórico de Ciudad de México, correspondería a una barda perimetral, obra que posiblemente fue realizada por un cabildo entre los siglos XVII y XVIII, supuesto que se desprende de los últimos descubrimientos en el lugar, informa la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El equipo de salvamento arqueológico del INAH que acompaña a las obras de sustitución de drenaje que se realizan en el arroyo vial, a un costado del Centro Social y Deportivo Guelatao, ha explorado un tramo de muro de casi ocho metros de longitud y una anchura de 75 centímetros, de características más burdas al localizado semanas atrás, que indica que esta barda tuvo modificaciones a lo largo del tiempo.
A partir de su conexión con la calle República de Honduras, rumbo al norte, el grupo de expertas y expertos, coordinado por el arqueólogo Juan Carlos Equihua Manrique, ha registrado cerca de 30 metros de este muro perimetral, aunque no se tienen paredes transversales que permitan delimitar el terreno que flanqueaba.
“El tramo de muro que acabamos de explorar en el lado norte de la excavación corresponde a una modificación de la barda original, la cual rompieron en algún momento y luego fue reconstruida. Cabe mencionar que ambas secciones de pared desplantan a niveles distintos, el muro sur arranca mucho más abajo”.
El especialista agrega: “Los cambios en este elemento constructivo son evidentes, ya que la manufactura y calidad de los materiales es distinta, aquí (en el lado norte) tenemos muchas piedras sin carear y con restos de entortados a base de arena con tepetate y cal, mientras que el muro original tenía piedras careadas, una argamasa de arcilla, además de estuco y un par de accesos de cantera que fueron clausurados”, detalla el investigador de la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA) del INAH.