La independencia de México, la indentidad mexicana y el nacionalismo

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alternativa-Carlos María Abascal Carranza

Palabras que como Secretario de Gobernación pronunció el Lic. Carlos María Abascal Carranza en el marco de la conmemoración de la gesta de independencia el 16 de septiembre de 2006

Inició su discurso refiriéndose a la búsqueda de la libertad: “El anhelo de independencia de los pueblos ha tenido siempre sus cimientos en la naturaleza humana, que busca expresar su libertad por medio de la autodeterminación política, económica, social y cultural, a partir de una identidad nacional básica. México ama su independencia. Por ella, los mexicanos vivimos en libertad y la República se yergue cada vez más, como una gran nación democrática”.

En la conmemoración del inicio de la independencia comentó: Hoy recordamos con reconocimiento y gratitud a los héroes que nos dieron patria, a aquellos cuyos nombres consigna la historia e inmortaliza esta Columna de la Independencia y a aquellos muchos que, prácticamente de manera anónima, ofrendaron su vida para que hoy disfrutemos de un país independiente”.

Reconoció la transformación de la guerra de independencia: “La lucha por la independencia inició con las armas y se consumó sin derramamiento de sangre, con los acuerdos entre Guerrero e Iturbide y entre éstos y el Virrey O´Donojú. Los frutos de esta lucha fueron muchos: Se inició la fundación del Estado mexicano, así como la cimentación de las instituciones mexicanas. Comenzó a fraguar la identidad nacional en un marco de pluralidad y diversidad; el país inició la búsqueda de su modelo de organización política; la libertad de las personas y de grupos de población encontró cauce para participar en la vida pública sin las restricciones estamentarias del virreinato; México comenzó a ocupar un lugar en el concierto de las naciones”.

Hizo una remembranza de la aportación de Morelos: “El pensamiento republicano de don José María Morelos y Pavón, expresado en el Congreso Constituyente de Apatzingan en 1813, dejó una huella imborrable en la conciencia política de los mexicanos, cuando expresó con firmeza en la lectura de “Los Sentimientos de la Nación”: “La soberanía dimana inmediatamente del pueblo, el que sólo quiere depositarla en sus representantes, dividiendo los poderes de ella en Ejecutivo, Legislativo y Judiciario, eligiendo las provincias sus vocales, y estos a los demás, que deben ser justos, sabios y de probidad”.”

Continuó el recorrido histórico: “La Constitución de 1824 no fue suficiente para evitar que las luchas fratricidas de los primeros años de la República destruyeran una parte de la riqueza nacional, en perjuicio de ese pueblo soberano fracturaron el territorio nacional y cortaron muchas vidas humanas”.

Reflexionó sobre la unidad nacional: “Siempre que se ha fracturado debilitado la unidad nacional, los mexicanos, en especial los más pobres, han sufrido graves perjuicios. El maniqueísmo, particularmente del siglo XIX, le ha costado mucho al país. La visión republicana, federalista y creadora de instituciones de la generación encabezada por el ilustre oaxaqueño de don Benito Juárez consolidó el desarrollo Estado nacional, apoyado en la Constitución de 1857”.

Y continuó la lucha por la democracia en el país: “Más tarde,  frente a prácticas políticas que desvirtuaron la incipiente democracia, se fraguó la Revolución Mexicana para ampliar el régimen de libertades de las y los mexicanos”.

La revolución dio paso a mayores libertades: “Para recuperar la paz, el orden y, por tanto, el desarrollo nacional, los hombres y mujeres de la Revolución se dieron a la tarea de recobrar el concepto de soberanía popular,  para fundar la democracia en el voto secreto, universal, directo y efectivo”.

Identificó avances durante el siglo pasado: “Durante el Siglo XX, la revolución institucionalizada dio un nuevo impulso al desarrollo nacional a partir de  la Constitución de 1917. Durante el Siglo XX se perfeccionaron las leyes y se fundaron grandes instituciones, hoy vigentes,  orientadas, principalmente, a satisfacer el legítimo reclamo de desarrollo con  justicia social”.

Y dio un amplio reconocimiento al Ejército y fuerzas armadas: “Entre ellas corresponde hacer un vigoroso reconocimiento expreso y amplio a nuestras Fuerzas Armadas, responsables de preservar las instituciones del Estado”.

Identificó un tiempo mejor: “Pero los mejores días para nuestra democracia comenzaron a finales del Siglo XX, cuando muchas mujeres y hombres visionarios, tras el aprendizaje electoral de finales de los 80’s, asumieron el desarrollo institucional del país para perfeccionarlo, no para desecharlo, sino ciudadanizando las instituciones electorales.”

Afirmó que vivimos una etapa democrática: “Estamos, desde entonces, inmersos en una revolución democrática, pacífica en la que la acción nacional quiere busca, en un marco de paz,  el desarrollo con justicia y libertad, para vencer la pobreza, la inseguridad, las inequidades en el acceso a las oportunidades del desarrollo. Ahora es tiempo de nuevas alianzas, de nuevas alternativas, de trabajo intenso para lograr la convergencia de todos, que permita reverdecer la unidad nacional, pero siempre en el marco de la ley y las instituciones”.

Identificó la importancia de la democracia: “La democracia, que es un sistema político y jurídico, pero también estilo de vida, está siempre en construcción. No estamos en presencia de ella sólo en los procesos electorales, también está en todos los actos que realiza un gobierno que atiende las demandas de los ciudadanos, especialmente de aquellos con mayores necesidades, y en la acción solidaria ciudadana que desarrolla en la ley y en las instituciones”.

Nuestro país ha aprendido a ser democrático: “México ha aprendido mucho de su ya larga lucha por la democracia. La transición democrática pacífica que México ha vivido, como ningún otro país sobre la tierra, ha venido construyéndose edificándose sobre las leyes y las instituciones vigentes, nunca desde cero”.

Ese desarrollo no ha sido gratis: “El avance democrático de México nos ha permitido contar con leyes e instituciones electorales que son reconocidas y usadas como modelo en muchos países. Por ello, no podemos desdeñar el sacrificio de los incontables hombres y mujeres que han contribuido a este esfuerzo de construcción democrática permanente”.

Nuestro país ha tenido múltiples retos y los ha superado: “México ha sabido salir adelante en todos los retos que la historia le ha planteado: las guerras internas, las crisis de gobernabilidad, las invasiones extranjeras, las crisis económicas. Hoy tenemos el reto de fortalecer nuestras leyes e instituciones para encarar el Siglo XXI, cuyas principales características son la globalidad, la transparencia, el respeto a los derechos humanos, el escrutinio permanente de la sociedad y de los medios de información y la impostergable derrota de la pobreza y la marginación”.

Ese es un símbolo de México: “El espíritu libertario del pueblo mexicano genera expresiones plurales y son éstas las que han forjado nuestra identidad nacional. Bienvenidas las nuevas ideas, las expresiones originadas en el verdadero amor a México.

El camino no ha sido fácil: “Las naturales diferencias que emanan de un proceso electoral tan competido como el que acabamos de vivir, no pueden ser pretexto para que alguien se margine de la tarea que realizan las instituciones que todos los mexicanos nos hemos dado para preservar la soberanía, derrotar la pobreza y construir la justicia social y el bien común”.

Hizo un llamado a recuperar la política: “Recuperemos la política como el método propio de la democracia para escucharnos entre todos, para conciliar nuestras diferencias, para propiciar el entendimiento. Gracias a la política, la libertad de todas y todos cabe en el mismo espacio de nuestra democracia, nutrida en la pluralidad del mosaico nacional. Mediante la política, no sólo se mantiene a flote el Estado, sino que se le da rumbo. Que nadie tema a la discusión, que nadie tema a buscar acuerdos mediante el diálogo eficaz, que mira por el bien común por encima del bien individual”.

Habló de la corresponsabilidad: “Todos somos pilotos responsables del rumbo, del  destino de nuestra patria. Esto cobra mucha mayor importancia ante el proceso de renovación de Poderes por el que estamos transitando. Ni la soberanía, ni la democracia, ni la libertad, ni la política se defienden solas. La política requiere demócratas, la democracia reclama políticos comprometidos con el diálogo”.

Concluyó pidiendo la unidad: “La República es una e indivisible, los mexicanos la fortalecemos día con día. La voluntad mayoritaria la soberanía popular de la que hablaba don José María Morelos y Pavón ha sido ya depositada en los Poderes de la Unión, en el Ejecutivo y el Legislativo. Ahora, trabajemos todos con ellos los Poderes y en ellos los Poderes para perfeccionar nuestras leyes e instituciones”.

Siguiendo su reflexión sobre la unidad, dijo: “La unidad nacional, expresada como igualdad de todos y todas frente a la ley y frente a las instituciones, es un imperativo histórico y moral. La unidad se debe asentar en el corazón de los políticos y en el quehacer de los ciudadanos como el eje central de la vida en democracia”.

¿Cómo se puede dar la unidad? Nos dio la fórmula: “La unidad no se mantiene ni se da por sí sola; la unidad exige un trabajo a fondo, generoso y cotidiano. La unidad automática sólo se puede dar en un régimen autoritario y, por tanto, no es unidad sino uniformidad, siempre indeseable”.

Concluyó: “En una nación democrática, la unidad es fruto de las discusiones, los acuerdos y los consensos. La unidad no se obliga logra ni se dicta por decreto. Es la unidad el trabajo más apremiante que tenemos por delante políticos y ciudadanos, aglutinados alrededor del compromiso de servir a la persona humana, razón de ser del Estado; aglutinados alrededor de nuestras leyes e instituciones de la solidaridad, de la paz y el orden, de la justicia social y el bien común, ya que, como dijo don Miguel Hidalgo: Concluyó con una frase de ‘Si nosotros no peleamos contra nosotros mismos, la guerra está concluida, y nuestros derechos a salvo. Unámonos pues, todos los que hemos nacido en este dichoso suelo’”.

Con Información de Fundación Carlos Abascal