Fallece a los treinta y tres años, de fiebre tifoidea.
Ignacio Zaragoza Seguín nació el 24 de marzo de 1829 en Bahía del Espíritu, cerca de Goliad, Texas (cuando este territorio aún pertenecía a México). Estudió la primaria en Matamoros, y después ingresó a la secundaria en el Colegio Seminario de Monterrey, aunque dejó sus estudios para tratar de combatir la invasión norteamericana. En 1853 se alistó como sargento en Nuevo León, en la Guardia Nacional, y después se incorporó al ejército regular como capitán.
Cuando Juan Álvarez proclamó el Plan de Ayutla, Zaragoza se levantó en armas con cien hombres. En 1855 ganó en Saltillo una batalla contra las tropas santanistas. Tres años después regresó a la milicia con las fuerzas de Vidaurri, cuando Comonfort, siendo presidente de la República, se pronunció en contra de la Constitución de 1857.
Muy pronto se reveló como uno de los jefes militares liberales más capaces de la Reforma. En 1859 derrotó en Querétaro a Tomás Mejía; se unió a Jesús González Ortega en Irapuato; fue responsable del ejército en Guanajuato, y venció a Miguel Miramón en Silao, Guanajuato, y a Leonardo Márquez en las Lomas de Calderón.
En 1860 participó en la batalla de Calpulalpan, donde los conservadores, dirigidos por Miramón, fueron derrotados definitivamente; hecho que pone fin a la Guerra de Reforma. A Zaragoza se le encomendó entonces la toma de la capital de la República y el mantenimiento del orden entre sus habitantes.
Restablecido el gobierno constitucional, el 13 de abril de 1861, Juárez lo nombró Ministro de Guerra en sustitución de González Ortega. Cuando inició la invasión francesa se formó el Ejército de Oriente, dirigido por López Uraga, pero el 22 de diciembre siguiente Zaragoza renunció al ministerio para ir al campo de batalla. Cuando López Uraga deja el Ejército de Oriente ese mismo año de 1861, Juárez le da el mando a Zaragoza, a quien se le unieron seiscientos indígenas zacapoaxtlas. Con siete mil hombres, Zaragoza combatió tanto a invasores como a conservadores.
El 28 de abril de 1862, libró la primera batalla en las Cumbres de Acultzingo, el saldo fue de quinientos franceses y cincuenta mexicanos muertos. Zaragoza instaló en Puebla su base de operaciones para evitar una guerra de guerrillas. El 3 de mayo de 1862 llegó a Puebla, y ese mismo día fortificó los cerros de Guadalupe y Loreto. El día 4, Lorencez, al frente del ejército francés, avanzó su posición de ataque. Zaragoza, sabía que su ejército estaba en desventaja en disciplina y armamento respecto al francés, por lo que, al amanecer del 5 de mayo de 1862, Zaragoza arengó a sus soldados: “Nuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero vosotros sois los primeros hijos de México y os quieren arrebatar vuestra patria”. Ordenó a Miguel Negrete que dirigiera la defensa por la izquierda, a Felipe Berriozábal por la derecha y a Porfirio Díaz que estuviera junto a él. Tras varias horas de lucha y sin que la batalla se decidiera, mexicanos y franceses se enfrentaron cuerpo a cuerpo.
Finalmente, los invasores se retiraron, mientras Zaragoza gritaba: “Tras ellos, a perseguirlos, el triunfo es nuestro”.
Zaragoza regresó a Puebla donde, el 8 de septiembre de 1862, a los treinta y tres años, murió de fiebre tifoidea contraída a consecuencia de las fatigas de la campaña. Sus restos fueron trasladados a la capital y enterrados en el Panteón de San Fernando. El 11 de septiembre de 1862, Juárez decretó que se cambiara el nombre de la ciudad de Puebla de los Ángeles por el de Puebla de Zaragoza.
En diciembre del mismo año, el cabildo de la capital de México acordó nombrar Cinco de Mayo a una nueva calle del centro de la ciudad para recordar la victoria sobre los invasores. Meses después, los franceses destruyeron la placa que nombra esa calle cuando entraron a la capital mexicana. Por su parte, en noviembre de 1863, Napoleón III nombró Puebla a una calle de París, en memoria de la toma por el ejército francés de la ciudad poblana.
Fuente: SEP
