#CulturaAlternativa • Somos seres amorosos • José Arellano Pérez

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“¡Ah, qué poco me gusta la rígida actitud del horizonte!, esa dura rectitud de su limitada conciencia. Lo que verdaderamente amo es la gigantesca curvatura del inmenso mar flotando suspendida en su sideral abrazo, ese líquido azul eternamente atraído por su propio ser.”

Del libro: EL ÁRBOL DEL CONOCIMIENTO Las bases biológicas del entendimiento humanoHUMBERTO MATURANA R.

FRANCISCO VÁRELA G

Ha existido siempre un debate entre dos opciones: el ser humano nace bueno o nace malo.

Sería fácil ubicarnos en este debate, SIMPLEMENTE NACEMOS COMO NACEMOS y al “calor” de la vida y al fragor de la existencia y de las creencias básicas del lugar donde nacemos, nos vamos formando en uno u otro bando.

Por rechazo, por aceptación o por simple deseo de sobrevivir, vamos adquiriendo las características mínimas de lo que llamamos nuestra personalidad, es decir la máscara que nos parece más apropiada para adaptarnos a lo que nos da sustento y posibilidades de desarrollo.

La cosa se va volviendo un poco más compleja cuando nos damos cuenta que lo bueno y lo malo, son manifestaciones de la misma energía, pero que se presentan en diferentes modalidades.

Más complejo se pone el asunto, cuando percibimos que en las variadas culturas que existen, lo bueno y lo malo, se va diluyendo en el mar de las contradicciones y de los encuentros y desencuentros.

Entonces nos encontramos con la MORAL, esa forma en que se nos presenta la verdad absoluta y que nos prescribe y nos dice lo que es aceptable para una sociedad y lo que no es aceptable desde el punto de vista de esa moral.

Para acabarla de amolar, los que se presentan como SUSTENTABLEMENTE MORALES, son los que acaban haciendo todo aquello que dijeron que era inmoral.

Y empezamos a darnos cuenta que demasiada MORAL, puede llegar a ser INMORAL cuando intenta, desde el fanatismo, imponerse a los demás.

Es por eso que si queremos salir de este laberinto, tendríamos que tratar de comprendernos desde el SER y no sólo del DEBER SER, al que nos hemos venido acostumbrando tanto, que cuando se nos pregunta que quiero hacer realmente, nos cuesta trabajo hablar desde nuestras motivaciones y lo hacemos más desde nuestras razones.

O sea, nosotros no es que actuemos desde el bien o desde el mal, sino que estamos actuando desde nuestros gustos, nuestras preferencias, miedos, deseos, pero y, ahí está la posible salida a este dilema, creamos sistemas aparentemente racionales, con los cuales tratamos de darle una lógica a lo que hacemos.

Para concluir, no nacemos buenos o malos: somos seres emocionales que requieren un espacio tiempo para desarrollarse y que interactúan con los demás a partir de una RACIONALIDAD que desarrollamos (sobre todo con el lenguaje), para explicar lo que hacemos.

Dos preguntas atraviesan todo esto y no son sobre la bondad o la maldad: qué razones tenemos para actuar y la otra, qué motivos tienes para hacerlo.

La primera cuestiona nuestros sistemas explicativos, la segunda a nuestras emociones.

Pero, y ahí está la maravilla de este asunto SOMOS AMOROSOS, porque para desarrollarnos como seres vivos, nuestro NICHO DE EXISTENCIA, es un espacio de convivencia y de respeto hacia lo otro, hacia los otros.

La vida no podría existir biológicamente hablando, si no existiera ese nicho, donde el amor, es decir la unidad con todo lo que existe, no estuviera PRESENTE Y ACTUANTE.