Con los términos anteriores estoy designando el hecho de que el universo de conocimientos, de experiencias, de percepciones del ser humano, no es posible explicarlo desde una perspectiva independiente de ese mismo universo. El conocimiento humano (experiencias, percepciones) sólo podemos conocerlo desde sí mismo. Humberto Maturana.
Septiembre, ha sido un mes de grandes acontecimientos; un mes en el que hemos recibido muchos mensajes de parte de la madre tierra.
Debido a eso, México es referencia mundial, no sólo por los terremotos que siguen diseñando nuestra geografía, sino por la solidaridad, la generosidad, la unidad y el amor que están expresándose por todo el territorio nacional.
En este momento, lo mejor de la humanidad está manifestándose en nuestra patria, haciendo realidad lo que hay en nuestro corazón.
Es por eso que la bandera y nuestro escudo nacional expresan en su sentido más profundo lo que somos en realidad
El verde: la unión fraternal, el amor; el rojo: la fuerza, la lucha y el blanco: la armonía y la diversidad.
Asimismo, nuestro escudo nacional, muestra la relación estrecha entre el sol y la tierra, entre el espíritu y la materia.
El águila y la serpiente son la forma en que se manifiestan estas fuerzas, que forman parte de nuestra energía vital y de nuestro ser mexicano.
Somos un país excepcional, somos una nación en donde nuestros jóvenes superan cualquier expectativa de generosidad, somos un país en el que el dolor se transforma en la alegría de vivir.
Somos una nación donde la muerte y la vida danzan al ritmo de los movimientos que la Tierra nos propone para retar a nuestra conciencia.
Debemos sentirnos orgullosos de lo que somos, debemos comprender que todo lo que pasa, nos está haciendo un llamado a la conciencia y a la unidad humana.
Debemos sentirnos muy orgullosos de pertenecer a una nación que sabe levantarse de cualquier situación, por más difícil que parezca. Así lo muestra, nuestra grandiosa Historia.
Esta vez, no será la excepción. Nuestra fuerza cultural y espiritual es más grande que cualquier problema.
Pensemos en el país que queremos, en el mundo que merecemos. Tengamos conciencia que ese país lo estamos construyendo desde lo que hacemos en el día a día.
Esa es la mejor aportación que podemos hacer a las personas que murieron como consecuencia de los terremotos que recientemente vivimos.
Un México, un mundo donde todos tengamos la oportunidad de vivir en armonía, en paz y con la dignidad humana que nos merecemos.
