¡Descanse en Paz, Ricardo Piglia!

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Foto: Susanna Sáez

Escribir una carta es enviar un mensaje al futuro; hablar desde el presente con un destinatario que no está ahí, del que no se sabe cómo ha de estar (en qué ánimo, con quién) mientras le escribimos y, sobre todo, después: al leernos. La correspondencia es la forma utópica de la conversación porque anula el presente y hace del futuro el único lugar posible del diálogo. Ricardo Piglia

La muerte siempre ha sido el tema de interés de los escritores, quizá porque en él se encuentra a la verdadera vida; aquella no abrumadora y aburrida en la cual se vierten las formas del misterio y de la develación de la paz. ¡Muere a los 75 años de edad el escritor argentino Ricardo Piglia!

El pasado viernes 6 de enero nos despertamos con una lamentable noticia: fallece Ricardo Piglia en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, a causa de sufrir por tres años esclerosis lateral amiotrófica.

Ricardo fue crítico literario, editor, guionista, profesor de literatura y narrador, quien nació en la localidad bonaerense de Adrogué, Argentina, donde pasó su infancia; pero su acercamiento al Mundo Literario fue en Mar del Plata, Argentina, gracias a las lecturas de la escuela.

Publicó novelas como Respiración artificial (1980), La ciudad ausente (1992), Plata quemada (1997), Blanco nocturno (2010) y El camino de Ida (2013); en su trayectoria como ensayista publicó Formas breves (1999), Diccionario de la novela de Macedonio Fernández (2000), El último lector (2005), Teoría del complot (2007), La forma inicial (2015) y Las tres vanguardias (2016); asimismo, creó guiones cinematográficos como Comodines (1997), dirigida por Jorge Nisco; La sonámbula, recuerdos del futuro (1998), de Fernando Spiner; Corazón iluminado (1998), de Héctor Babenco; El astillero (2000), de David Lipszyc y Plata Quemada (2000), dirigida por Marcelo Piñeyro; con esta película argentina obtuvo en España el Premio Goya 2000 al mejor largometraje extranjero de habla hispana.

Los restos de Piglia fueron sepultados en el cementerio de la Chacarita, en Buenos Aires, Argentina, el pasado sábado 7 de enero a la una del mediodía, donde se consagró una sepultura sencilla y discreta, sin medios de comunicación ni discursos de funcionarios. Aunque, se vale mencionar, que la noticia ocupó los titulares de los periódicos internacionales.

¡Descanse en Paz, Ricardo Piglia!