Amarte Duele

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Amarte Duele (2002)- AlternativaTlx 
Still de Película Amarte Duele- Imagen de Prime Video
Por Jorge Luis Mata Martínez
La historia comienza una tarde cualquiera en un centro comercial de la Ciudad de México. Renata, una joven de clase alta, hace una apuesta con su hermana y su amiga: le dará un beso a Ulises, un adolescente de clase media baja que la sigue por los pasillos. Lo que inicia como una travesura superficial se convierte en un amor intenso, pero marcado por la barrera social que los separa.
Renata vive en un mundo de privilegios, mientras que Ulises, además de estudiar, trabaja con sus padres en un puesto de ropa y se expresa a través del arte urbano, en especial el graffiti. Sueña con ingresar a la escuela de pintura y crear un mundo más justo, como el que imagina en los murales que pinta: un planeta donde todos son iguales. Renata se siente atraída no sólo por él, sino por su visión, por su forma de mirar la vida desde otro ángulo.
El conflicto se intensifica cuando sus entornos sociales rechazan la relación. Tanto amigos como familiares se interponen, incapaces de entender que el amor puede surgir entre mundos tan distintos. Los padres de Renata llegan incluso a prohibirle hablar con Ulises, y deciden enviarla a Canadá para separarlos definitivamente. Pero antes, Renata logra enviarle una carta. Tras pasar una última noche juntos, los jóvenes deciden huir.
La película dirigida por Fernando Sariñana toma el clásico relato de Romeo y Julieta y lo adapta a la realidad contemporánea de la Ciudad de México. El amor imposible se reconfigura en una urbe marcada por la desigualdad, la discriminación de clase y los prejuicios que aún persisten entre sus habitantes.
Uno de los aspectos más valiosos del filme es la representación de estas dos juventudes que, a pesar de sus diferencias, comparten un lenguaje común, una música, una rabia contenida y una necesidad urgente de expresarse. Incluso el uso constante de groserías entre ambos mundos revela una especie de puente inesperado: la violencia verbal como reflejo de un entorno frustrante.
Muchos jóvenes que han visto la película se sienten identificados con los protagonistas y celebran que existan historias que retraten la complejidad de sus vidas. La cinta no da respuestas definitivas, pero sí deja abierta una pregunta: ¿es posible superar como sociedad nuestras barreras más destructivas?
En una sociedad donde el código postal aún determina oportunidades, amistades e incluso amores, Amarte duele nos confronta con una verdad incómoda: seguimos divididos por muros invisibles, más difíciles de derribar que cualquier frontera física. La historia de Renata y Ulises no sólo es una versión moderna de Romeo y Julieta; es el reflejo de una juventud atrapada entre el deseo de construir su propio destino y la presión de un entorno que dicta con quién se puede soñar, amar y convivir.
Esta película nos recuerda que la desigualdad no solo se mide en ingresos o acceso a servicios, sino también en las posibilidades de ser escuchado, de ser validado y de ser amado sin prejuicios. Como bien dice el grafiti de Ulises, “otro mundo es posible”, pero para construirlo, primero hay que mirar de frente al que habitamos y preguntarnos: ¿cuánto de lo que consideramos ‘normal’ está en realidad sostenido por el miedo al otro?
Si no has visto Amarte duele, te invito a hacerlo con una mente abierta. Más allá del drama romántico, ofrece una mirada cruda y necesaria sobre la desigualdad y los estigmas sociales. Porque al final, Amarte duele no solo habla del dolor del amor, sino del dolor de una sociedad que aún no ha aprendido a reconciliar sus diferencias.