‘Canibaliza’ Camiones de Basura el Ayuntamiento de Apizaco

La falta de recursos y unidades para la cobertura del servicio, combinada con la excesiva burocracia obliga a adoptar acciones radicales

Por Sergio Espinoza

A punto de cumplirse el primer tercio de la administración que encabeza Pablo Badillo Sánchez, continúa el persistente problema de insuficiencia en la cobertura de la recolección de basura generado principalmente por la falta de unidades y recursos económicos, combinado con la excesiva burocracia por parte de quien administra los dineros, obligando a la quinta administración panista de Apizaco en el Estado de Tlaxcala a incurrir en acciones un tanto radicales como el ‘canibalismo’, la operación riesgosa de unidades con marcadas deficiencias tanto físicas como mecánicas, el amago de sanciones económicas y hasta el servicio nocturno.

Desde el inicio del presente trienio en la ‘Ciudad Modelo’ ya es común y casi normal que algunos vecinos, decidan no esperar el recorrido del camión recolector de desechos sólidos y depositar la basura generada en las esquinas y boca calles, generando con ello un paisaje urbano sucio y descuidado, pero también la generación de fauna nociva de todo tipo; la que en busca de alimento y al tener dispuestas sobre el piso las bolsas que contienen los residuos, riega la basura y complica la situación que parece no tener solución.

Fenómeno que se ha agravado con el robo de al menos dos camiones compactadores, la descompostura de gran parte del parque vehicular, carencia de recursos y la no disposición de quien los maneja, pone en severos aprietos a la administración de Pablo Badillo; quien paralelo al reemplazo de piezas (no nuevas) de vehículos varados con equipo no adecuado (pluma de servicio municipales) para intentar resolver la deficiencia, está buscando concientizar a la ciudadanía con una ensordecedora campaña en los camiones que aún funcionan.

Llegando tal vez desesperadamente a amagar con aplicar sanciones (multas) a quien deje la basura en vía pública, situación que deriva en la obstrucción y/o taponamiento de las alcantarillas con el consiguiente encharcamiento del agua de lluvia, para lo cual primero se tendría que garantizar el óptimo servicio; que actualmente tiene características opuestas a cuando el municipio rielero, contaba con un sistema “envidiable” de recolección de desechos sólidos consecionado, que incluía el barrido mecanizado de las calles.