
“Bendito sea el caos, porque es síntoma de libertad”
Enrique Tierno Galván (1918- 1986)
Hablar de la mente, explicar y detectar problemas psicosomáticos, es difícil, quien piensa en su compañero de trabajo, el cual está contigo casi 8 horas al día y con el que convives mínimo 5 días a la semana, ¿será que sea psicótico?, claro que nadie, solo estamos en un sistema social colectivo en donde la modernidad sobrepasa lo racional y prácticamente antepone el término absurdo de “burocratización” para la desencantización o como dicen en el argot “desilusión”.
Para que funcione la sociedad, (según nos dicen algunas personas) es dar el saludo, dar buena imagen, establecer relaciones con tu vecino y con la familia, dotar algo al medio ambiente, ser tolerante, amable y todas las vertientes para que todo mundo tenga un “ejemplo de ti”, pero que pasa con las personas que no pueden, que son los feos, los excluidos, los marginados, esos que limpian los parabrisas del auto en los cruceros, ellos también son sociedad, ¿o no?
Dejo abierta la pregunta, porque nos acate establecer ciertos parámetros en torno a la película Joker, protagonizada por Joaquín Phoenix, el cual, desde el punto de vista de este escritor, marca una pauta en el séptimo arte.
Hacer una personificación y actuación en un filme, cualquiera. Phoenix en Joker, lo hace sublime, su caracterización es majestuosa, e indudablemente hilarante a la vida, a tu entorno y a tu ser. Es una representación que merece el reconocimiento de la misma sociedad.
Para Émile Durkheim sociólogo y filósofo francés, afirma que, “el individuo no es el centro de la sociedad, sino es el colectivo”, entonces podemos afirmar que la sociedad puede ser estudiada desde lo social, y es ahí podemos ver al sistema social: si es estable, la sociedad es estable y por ende el individuo; si el sistema social colapsa, entonces la sociedad se desequilibra y como resultado el individuo también se trastorna.