
Por: Guadalupe Moreno
Promotora Comunitaria
Colectivo Por una Migración sin Fronteras
Dos pájaros carpinteros picaron y picaron con tenacidad una montaña hasta quebrarla para que de su interior brotaran ríos de maíz. Los pájaros arriesgaron su vida en este empeño, fueron golpeados por los pedruscos y quedaron lastimados, pero contentos de descubrir esa fuente de vida para los habitantes de la tierra. Posteriormente, las hormigas arrieras fueron llevando poco a poco, con paciencia y constancia los granos de maíz hasta donde habitaban los seres humanos. No a todos les tocó de la misma calidad, pero todos pudieron alimentarse de ese fruto del Talokan, ese inframundo lleno de vida y misterio que hasta nuestros días interactúa en la cotidianeidad. (Taller de Tradición Oral de la Sociedad Agropecuaria, 1994 p. 43).
Se dice que los mexicanos somos gente de maíz, que estamos hechos de maíz porque el grano es el pilar fundamental y esencial de la vida cotidiana de nuestros pueblos. La cultura forjada en torno al maíz, la historia milenaria que muestra la evolución del cultivo y su importancia económica han acompañado al país y a su gente. Armando Bartra (2004) refiere que México se encuentra ante la difícil disyuntiva de optar entre Norteamérica y Mesoamérica, pero ha quedado claro que la actual dinámica económica mundial aumenta la polarización económica y social en todo el planeta.
Con la producción de la no existencia del campesinado y la negación de los pueblos originarios, los gobiernos neoliberales decretaron la inviabilidad de la agricultura campesina en el marco de la modernidad neoliberal. Se transmutó a condición de pobreza. Elevando a política de estado su exclusión y su inevitable descampesinización y migración a la nueva tierra prometida de Estados Unidos.
El desmantelamiento de la agricultura campesina significa mucho más que hacer desaparecer los cultivos tradicionales y concretamente del maíz; supone desarticular redes humanas de supervivencia material y simbólica.
¿Hasta cuándo se podrá tolerar la dinámica perversa que genera la hegemonía del capital, favoreciendo solamente a una pequeña elite, mientras los campesinos migrantes tratando de subsidir a sus familias?
Este desmantelamiento provoca un sinfín de resultados adversos, entre los cuales sobresalen:
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El acelerado incremento de desigualdad, y la pobreza en el campo.
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El estancamiento económico, la dependencia alimentaria y la mala nutrición.
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La penetración de las empresas agroindustriales trasnacionales que provoca cambios culturales alimentarios.
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El desempleo.
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La creciente migración.
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Un grave deterioro de la cohesión social, de los recursos naturales y el medio ambiente