Elección de gobernador cerrada facilitaría fraude

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Autor: Enrique Gasga

Cada vez se nota más la desesperación de los contendientes a la elección a gobernador del estado, la cual se puede ver en el desorden de estrategias que están utilizando, y parece ser que no están redituándoles como lo esperarían en posibles electores a su favor; mientras tanto el INE Tlaxcala curiosamente decidió la instalación de 15 casillas especiales, y las cuáles para muchos puede ser donde se coadyuve a operar un posible fraude para favorecer al candidato del PRI, cuya operación lógicamente se facilitaría con una elección cerrada.

Mientras las campañas gubernamentales se están yendo como el agua, los candidatos se hacen bolas, al parecer cada vez pierden más la brújula de las campañas; algunos por ejemplo declaran que su campaña es de contacto directo con los electores mientras buscan hacer actos masivos que les resultan fallidos.

Otros a menos de dos semanas de iniciada la contienda; ya han optado por la difusión de encuestas cuando normalmente éstas pueden tener un efecto positivo para quien lleve la delantera si la publica los últimos días de la contienda cuando prácticamente las campañas estén llegando a su fin, y si los resultados de la encuesta son favorables estos vienen a dar confianza a la parte del electorado que aún tenga alguna duda para darle su voto.

Pero utilizar en estos momentos resultados de encuestas, y de todo lo que se tiene al alcance para sacar ventaja aún que sea de manera desordenada, son estrategias que están utilizando la mayoría de los candidatos, pero que no les ha permitido que logren que sus campañas despeguen, por lo que el avance es demasiado modesto e insuficiente para garantizarles un triunfo.

En cuanto a las propuestas de los candidatos, estas siguen siendo ambiguas, o los asesores no han sabido posicionarlas entre el electorado, hecho más común en partidos de oposición; mientras que en el caso del PRI la situación es más caótica; ya que la imagen del candidato de este partido Marco Mena no sólo no proyecta la fuerza para ganar la elección; sino incluso ha sido motivo de rechazo incluso de militantes de su propio partido.

Es así que por una parte los partidos de oposición están haciendo hasta ahora campañas muy escuetas, y continúan sin saber canalizar el efecto negativo del candidato marianista priista Marco Mena; y por su parte el candidato tricolor continúa perdido pues la mayor parte del proceso posicionó que daría continuidad al proyecto de su jefe Mariano González lo cual le trajo severas críticas; y ya llegadas las campañas cambió su discurso el cual indudablemente no alcanzará a posicionar.

Todo esto; así como la inestabilidad política que ha generado el gobierno marianista en gran medida; así como los problemas internos de los partidos con mayor presencia en la entidad y el juego de intereses siguen generando a estas alturas incertidumbre entre el electorado que no cuenta con los argumentos para identificar plenamente a ninguno de los candidatos como el próximo gobernador, y con ello tener la seguridad de votar por él.

Debido a lo manoseado del proceso electoral y a la parcialidad del gobierno y de las autoridades electorales a favor del PRI que han acusado diversos actores políticos y ciudadanos, esto mantiene abierta la puerta a un posible fraude a favor del candidato marianista en caso de que los resultados en la elección no le favorezcan.

Ante este escenario, si los números no le favorecen a Marco Mena quedaría la opción de un posible fraude; pero la efectividad de este no estaría garantizada, ya que ésta dependerá de que tan reducida o amplia sea la diferencia entre el candidato que lleve la delantera con referencia al candidato del PRI, pensando en que Mena Rodríguez ocupara la segunda posición.

Sólo por citar un ejemplo revelador, en la elección a gobernador que perdió Mariano González contra Héctor Ortiz, en los resultados de las primeras tendencias el día de la elección que se difundieron pasadas las trece horas, Héctor Ortiz llevaba una ventaja aproximada de veinte mil votos; es decir unos cuatro puntos sobre Mariano González; pero contra toda lógica estadística ya en el resultado apenas había aproximadamente un punto de diferencia entre uno y otro.

Para muchos hubo una operación mapacheril, embarazo de urnas y demás trampas de los priistas para favorecer a Mariano González; pero no les alcanzó para ganar; otras personas decían: “si los priistas hubieran operado una hora más hubiera ganado Mariano”.

De acuerdo a esto el triunfo de Héctor Ortiz fue más contundente de lo que la autoridad electoral dio a conocer entonces; pero aún así le alcanzó para ser gobernador.

Hoy indudablemente las malas prácticas se pueden dar en las elecciones de junio próximo; por lo que un reto principalmente para los candidatos de oposición a la gubernatura si quieren ganar la elección es lograr una ventaja sobre su adversario más cercano -y más si es el del PRI-, de al menos cuatro puntos porcentuales que representan unos veinte mil votos.

Sin embargo, como se ven las cosas a estas alturas ni siquiera se han detenido a pensar de dónde sacarán primero los aproximadamente ciento sesenta mil votos para ganar, y luego los necesarios para una victoria contundente que no los exponga a ser víctimas de un posible fraude y les arrebaten la gubernatura.

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