Secreto a Voces • La Manipulación de la Realidad…

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Secreto a Voces - La Manipulación de la Realidad…
Foto: You Tube
Por Rafael Alfaro Izarraraz
Los seres humanos son los únicos que pueden decir una cosa y en su interior ( en su mente), estar pensando otra y, lo que es más complejo no sólo pensar sino hacer lo contrario de lo que dice. Por lo que, los seres humanos, somos capaces de manipular la realidad no a nuestro antojo (porque la manipulación de la realidad es un producto socia, negativo pero lo es) pero sí y en beneficio propio o de un grupo al que se representa a pesar de que abiertamente esté diciendo o se diga lo contrario. Puede ocurrir a escala social micro o macro.
Lo anterior se debe a que los humanos poseemos una capacidad cognitiva asociada al lenguaje que nos permite esa posibilidad. Pero sin la cultura que crea condiciones favorables para transmitir esa característica de la cognición social lo anterior sería imposible, es decir, expresar una cosa y hacer otra, para decirlo en términos sintéticos. La cultura trasciende generaciones a través de la producción de artefactos, dice Aníbal Monasterio, por medio de los cuales es posible que una mentira pueda trascender generaciones e instalarse como una “verdad”.
Por ejemplo, el ¡yo no lo sabía!, de Calderón con respecto a Genaro García Luna. O, Donald Trump quien dice que los migrantes son los culpables de que la droga llegue a sus jóvenes. Igual, el ¡Yo no sabía de Loret¡, con respecto a los montajes de su etapa como comunicador de Televisa. Son prácticas de manipulación de la realidad. Ellos, Calderón, Adán, Trump, dicen una cosa para ganar votos, dinero o legitimidad, o justificar invadir naciones, pero en el fondo están diciendo una mentira porque ni la droga llegaría a EU sin el aval de los grupos de poder estadounidenses.
Por lo que para que la mentira pueda transitar en la realidad como verdad es importante conocer la realidad, el mundo de los hablantes con el fin de saber de las reglas a través de las cuales conocen. Por lo que un primer acercamiento a las formas de conocimiento de los hablantes que son la mayoría de la población, es la siguiente: el conocimiento social (cognición social, dice Monasterio) está monopolizado. Y es difundido por artefactos culturales que transmiten a la población el contenido de lo que es verdad y lo que es mentira.
Las redes sociales que son las dominantes en la llamada posmodernidad entendida como una etapa falsa que pretende imponer un conocimiento manipulado acerca de la condición que guarda el capitalismo (traslado hacia Asia de la producción y en Occidente la prevalencia de un modelo parasitario de tipo financiero/tecnológico), son esos artefactos mediante los cuales se difunde un conocimiento manipulador de la realidad. Lo mismo la frase de Trump de reposicionar a “América” primero, es tan falso como que en última instancia responde a los intereses de las multinacionales petroleras.
Por lo que existe en el mundo que nos rodea personas que se dedican a estudiar a los pueblos con el fin de saber qué tipo de artefactos se deben construir con el fin de modelar su manera de pensar con el fin de que se ajuste a escenarios en los que la “mentira” pueda tener un lugar privilegaido. Por supuesto que este modelo cultural general no es estable. Y es que la inteligencia (Monasterio) como la capacidad de conocer lo social está deconstruyendo en todo momento el mundo exterior que se refleja en la disputa permanente entre verdad y mentira.
El cuestionamiento viene de lo que se llama homoplasia o convergencia evolutiva. Especies, como los córvidos y los humanos, pueden transmitir a las nuevas generaciones lo que sus congéneres han hecho en el pasado y predecir lo que puede ocurrir en el futuro. Aquí entran aspectos genéticos, culturales y sociales. Por lo que una mentira o un mundo de artefactos culturales creados con el fin de manipular el conocimiento del mundo está condenado al fracaso, tarde o temprano aparecerá el momento en que el artefacto, el manipulador del artefacto y el mismo escenario, será cuestionado.
500 años Occidente dominó el mundo. Apenas a finales del siglo pasado se difundió la mentira de que ya no existía otro camino para el mundo que el que EU les ofrecía: el capitalismo. Pero más tardó en formularse esa “teoría” que en ser puesta en entredicho. El mismo vicepresidente de EU, J.D. Vance ha reconocido que los EU ya no son una potencia única en el mundo, a pesar de que Trump lo niegue todos los días contra todo tipo de evidencias que se niega a reconocer porque utiliza la mentira como un sistema sin comprender que el mundo ya no cree en el modelo occidental de vida.
Por lo que la verdad y la mentira en su sentido “extra moral” como diría Nietzsche está sentenciada a fracasar de manera definitiva. Hasta quienes desde las alturas creen y reconocen que la disputa social existe pero que la guerra por la verdad y la mentira la van ganando los de arriba. Lo cierto es que la creación de un tipo de cognición social en tanto invento cultural de élites como manipulación de la realidad, aunque Monasterio no lo dice de esa manera, lo cierto es que la cognición social para facilitar su inserción social presenta la cognición social como moral: normas y castigo a infractores.
¿Y cómo es que esa moral se ha impuesto por encima del conocimiento, en su forma pura, aceptemos por un momento? Aquí acudo a Sloterdijk: desde el momento en que mujeres y hombres inventaron el mundo luego de reconocer de la existencia de algo había a su alrededor y de que con ese algo se mantenía una relación de dependencia surgió la luz que iluminó el mundo mediante el pensamiento. Con el tiempo, esa matriz que se remonta a la horda, engendró la cría de humanos, es decir, la domesticación de humanos entre humanos: el conocimiento estuvo pérfidamente preñado de la mentira.
Existen diferentes artefactos que, a través de mujeres y hombres especialmente preparados para ello, promueven el aprendizaje de las reglas morales y, por tanto, de lo que es bueno o malo. Lo hacen por medio de la instrucción, la observación, la demostración, entre otros medios. Sin esa capacidad de la cognición social, del lenguaje, la moral sería imposible y viceversa. El resultado bidireccional existente entre la cognición social y la moral, entre la norma y la conciencia, dice Monasterio, es la manera en que opera el mundo social, lo que da origen al modelo de moralidad como inteligencia social.
En la posmodernidad cada vez más toma relevancia la idea de que el origen de todo se encuentra en el mito del paraíso perdido. El sufrimiento de los pueblos no es otra cosa que el castigo por desobedecer. Incluso, dentro de la filosofía se toma como metáfora, pero así se explica, la existencia de la palabra divina como anunciamiento del mundo. Es parte de Occidente cuyo origen lo datan entre las primeras civilizaciones y más tarde anclado en el mundo helénico. Occidente ha tenido que inventar la existencia de un mundo griego que en la realidad nunca tuvo una identidad cultural y territorial como lo han tratado de vender.
Pero como la relación dentro de ese modelo (moralidad y cognición social), aunque es recíproca y uno no se entiende sin el otro, de acuerdo a Monasterio. Por lo que, en Occidente, la cognición social opera como moralizador es decir capaz, como conocimiento, de otorgar sustento a la superioridad de la moral como artefacto manipulador de la realidad. Y la moral no es otra cosa que imponer normas morales, jurídicas y sociales ante cuya regulación lo anormal, lo malo, que en cada acción emerge como lo que debe ser sancionado.
De ese Occidente que ha gobernado con la moral como artefacto que guía la cognición social es que, desde 1492, amplias capas de la población y sus dirigentes están enfadados.
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