
Mantener control médico. Controlar estrés, peso y dieta. Más ejercicio físico, menos hábitos no saludables
La hipertensión arterial es una enfermedad crónica caracterizada por un aumento sostenido de la presión de la sangre en las arterias, el corazón trabaja con mayor esfuerzo para bombearla al resto del cuerpo, explicó la coordinadora de Servicios de Prevención y Promoción de la Salud para Trabajadores IMSS (SPPTIMSS) en Tlaxcala, doctora Nancy Karina García Herrera.
Esta enfermedad es conocida como el asesino silencioso, porque puede ser asintomática antes de ser diagnosticada, causa daños progresivos al organismo, al no estar controlada genera enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y renales, identificadas como las principales causas de mortalidad en el mundo.
“Si una persona presenta dolor de cabeza persistente, mareos, zumbido de oídos, palpitaciones, visión borrosa y dificultad para respirar, podrían ser síntomas de una crisis o fase avanzada de la enfermedad. Es importante resaltar que en la mayoría de los casos la hipertensión es asintomática, por lo que se recomienda a partir de los 20 años acudir de forma regular al servicio médico a monitorizarla”, indicó la especialista.
Al respecto, el IMSS emite recomendaciones específicas para la población que vive con hipertensión arterial, con el propósito de prevenir complicaciones, mejorar la calidad de vida y mantener la presión arterial controlada:
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Control médico periódico. Acudir regularmente a consulta médica programada, no suspender ni modificar la dosis del medicamento sin indicación médica, llevar un registro personal de cifras de presión arterial si es posible (en casa o en consulta).
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Dieta saludable. Seguir un plan alimenticio bajo en sal, evitar embutidos, alimentos enlatados o procesados, cubos de consomé y salsas industriales. En su lugar se recomienda aumentar el consumo de frutas y verduras frescas, agua simple natural, grasas saludables (aguacate, nueces, aceite de oliva), cereales integrales y leguminosos.
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Ejercicio físico regular. Realizar al menos 30 minutos de actividad física moderada, 5 veces por semana.
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Evitar hábitos nocivos. Restringir bebidas alcohólicas, nicotina, cafeína y bebidas energizantes deliberadamente.
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Control de estrés. El estrés constante puede aumentar la presión arterial. Es recomendable practicar respiración profunda o meditación, dormir de 7 a 8 horas diarias, realizar actividades recreativas o de descanso y buscar apoyo psicológico o emocional en caso necesario.
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Control de peso. El sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo cardiovascular, bajar de peso tiene un impacto positivo en la salud del paciente.