
Las adicciones se presentan de diversas maneras en estudiantes y afectan su desempeño escolar, social y personal
Los maestros son agentes clave en la detección de posibles adicciones en jóvenes, esto por su cercanía y trato con estudiantes, y deben estar preparados para detectarlas y acompañarlos a través de una actitud de acercamiento y empatía.
Esto se dio a conocer durante el II Congreso de Docentes del Sistema Educativo UAG Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), el Lic. Luis Gárate Moreno y la Lic. Amelia Camarena Torres, que se desempeñan como orientadores educativos, del Departamento de Acompañamiento Estudiantil, y que participan en proyectos de sensibilización, detección temprana y atención de problemáticas psicosociales en el ámbito escolar.
El psicólogo compartió que una adicción es una condición crónica y recurrente en el cerebro. Se basa en la búsqueda del alivio, por medio del placer, a través del consumo de sustancias u otras conductas similares.
“No se trata solo de sustancias, también de conductas. El consumo en adolescentes suele iniciar por curiosidad, presión social o evasión emocional”, dijo.
Hoy las adicciones ya no se presentan únicamente en el abuso del alcohol, drogas o tabaco, también se han registrado en el consumo de contenidos de internet, alimentos, celular, videojuegos y otros.
“No es una sola causa, es la acumulación de varios factores lo que aumenta la vulnerabilidad”, compartió la psicóloga.
Los factores de riesgo que pueden llevar a un joven a las adicciones, las enumeraron los psicólogos del siguiente modo:
Familiares:
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Falta de supervisión.
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Ambientes con consumo.
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Violencia o negligencia.
Sociales:
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Aislamiento.
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Cambio de grupo de amigos.
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Presión social.
Escolares:
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Bajo rendimiento.
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Desmotivación.
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Problemas de conducta no atendidos.
Personales:
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Baja autoestima.
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Dificultad para regular emociones.
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Necesidad de pertenencia.
Señales de alerta
Los psicólogos mostraron un semáforo vertical con luces roja, amarilla y verde encendidas, correspondiendo a señales de alerta a tomar cuenta para decidir si un maestro debe intervenir si un joven sufre de adicciones:
Alta urgencia: rojo.
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Ojos enrojecidos, pupilas dilatadas o contraídas.
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Síntomas de abstinencia (varios síntomas físicos a la vez).
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Alta impulsividad y conducta agresiva.
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Lesiones en el cuerpo (pies, brazos, nariz, boca, etc.)
Urgencia considerable: amarillo.
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Deterioro en la higiene y apariencia personal.
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Insomnio o somnolencia excesiva.
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Movimientos inquietos o temblores.
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Dificultad para coordinar movimientos o hablar con claridad.
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Disminución del rendimiento académico y asistencias.
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Cambios considerables en el peso.
Baja urgencia: verde.
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Dificultad para concentrarse.
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Ansiedad frecuente.
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Cambios en la energía (hiperactividad o fatiga).
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Sudoración excesiva.
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Falta de motivación e interés.
Acercarse sin prejuicios
Ante cualquiera de estos niveles, el maestro debe tomar un papel activo en la situación en lo que los psicólogos denominaron “El rol del docente” y recomendaron:
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Observa sin etiquetar ni acusar.
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No confrontes ni amenaces.
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Acércate, con empatía e interés.
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Documenta con discreción.
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Deriva al orientador psicopedagógico e informa al director.




